sábado, 22 de junio de 2013

Dilma prometió en cadena nacional una reforma política y condenó la violencia

En 11 minutos, la presidenta de Brasil prometió mejores servicios públicos, reunión con los manifestantes, más transparencia y menos corrupción. Hay protestas menos numerosas en 30 ciudades. Saqueos.






 La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, habló en cadena de radio y televisión este viernes, en una noche con nuevas protestas en treinta ciudades de Brasil, aunque menos numerosas que las históricas manifestaciones de los últimos días contra los gastos del Mundial de fútbol y en demanda de mejores servicios públicos.

"Si dejamos que la violencia nos haga perder el rumbo, estaremos desperdiciando una oportunidad histórica", dijo la mandataria en un mensaje televisivo de 11 minutos. "Tengo la obligación de oír  la voz de las calles y dialogar con todos los sectores, pero siempre en el marco de la ley y el orden", afirmó.
"Brasil lucho mucho para ser un país más democrático y estamos luchando para ser un país más justo", expresó.
La Presidenta celebró las "movilizaciones pacíficas y democráticas", pero dijo que será firme con los violentos: "El gobierno y la sociedad no puede aceptar que una minoría destruya el patrimonio público y privado".
"Con equilibrio y serenidad, pero con firmeza, vamos a seguir garantizando los derechos y libertades de todos", añadió.
"Las manifestaciones de esta semana tuvieron resultados: las tarifas bajaron", recalcó. "Tenemos que aprovechar para lograr más cambios", señaló, y reconoció algunos de los reclamos de las protestas, en relación a servicios públicos, educación y salud.
"Voy a llamar a los gobernadores y alcaldes de las principales ciudades del país para un gran pacto en pos de la mejora de los servicios públicos". Las prioridades serán, según señaló, el transporte público y la salud. Además, se reunirá con los líderes y referentes de las protestas.
"Necesitamos oxigenar nuestro sistema político, encontrar mecanismos que hagan más transparentes y resistentes a las instituciones, y más permeables a los reclamos de la sociedad".
Rousseff convocó a una gran reforma política con participación popular. "El ciudadano tiene que tener mecanismos de control más eficientes sobre sus gobernantes", dijo, al tiempo que destacó la importancia de las leyes de acceso a la información pública. "Debemos hacer mucho más contra la corrupción".
En relación a la Copa de las Confederaciones, señaló que los recursos no salieron de los recursos prioritarios del gobierno, como salud y educación.
Esta mañana, se había reunido de emergencia con sus principales ministros, según la prensa brasileña, al día siguiente de manifestaciones de más de un millón de personas que degeneraron en caos, violencia o saqueos en varias ciudades.
Hartos de la corrupción, de los precios en alza y de los multimillonarios gastos públicos para el Mundial 2014, los manifestantes reclaman más inversiones en salud, educación y transporte.
Según imágenes exhibidas por la televisión, un grupo de jóvenes con el rostro cubierto destrozaron una concesionaria automotriz en una avenida del barrio de Barra de Tijuca, al oeste de Rio, y saquearon una tienda de electrodomésticos.
La policía envió refuerzos al lugar y cerró la avenida para el tráfico.
En Rio de Janeiro, escenario de la mayor marcha del país el jueves con 300.000 personas, las manifestaciones fueron convocadas en dos sitios, en Barra de Tijuca donde el comercio cerró más temprano, y en Leblon, frente a la casa del gobernador, Sergio Cabral.
En Sao Paulo, el Movimiento Pase Libre (MPL, por la gratuidad del transporte público), detonador de las movilizaciones hace dos semanas, anunció que no convocará a nuevas protestas en esta metrópoli, a raíz de la participación de activistas que defienden causas conservadoras y de la violencia que el movimiento rechaza, según el diario O Estado de Sao Paulo.
En el centro, miembros del movimiento de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero (LGBT) protestaban en calma, según la policía, contra la aprobación de un proyecto de ley que prevé un tratamiento psicológico para la "cura" de la homosexualidad.
Otra manifestación tenía lugar en Guarulhos, cerca del aeropuerto internacional, el principal del país.
En Ribeirao Preto, en el estado de Sao Paulo, un grupo se reunió en el lugar donde el jueves murió un joven manifestante atropellado por un vehículo.
En las ciudades de Avaré y Agudos, los estudiantes volvieron a la calle para protestar contra la corrupción y para pedir más inversiones en salud.
En Curitiba (sur), la tercera manifestación de la semana fue convocada para pedir mayor transparencia en las inversiones en transporte.
En Fortaleza (noreste), la manifestación era contra la construcción de un acuario destinado a atraer turistas, considerado un asunto superfluo por los ciudadanos.
Más de un millón de manifestantes salió a la calle el jueves en mas de 80 ciudades brasileñas con una gran variedad de demandas por mejores servicios públicos, contra la corrupción política y los enormes gastos públicos para la Copa del Mundo (15.000 millones de dólares) que Brasil acogerá dentro de un año.

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