domingo, 8 de septiembre de 2013

Una mezcla de fe y política, la receta del Papa para detener la guerra

Francisco pidió “perdón, diálogo y reconciliación” en Siria. La diplomacia del Vaticano y la presión en EE.UU. 

“Perdón, diálogo y reconciliación son las palabras de la paz en la amada nación Siria, en Medio Oriente, en todo el mundo”, clamó ayer el papa Francisco en la Basílica de San Pedro, ante cien mil personas. El argentino que más gestiones está haciendo para frenar la guerra en Siria desplegó esta semana un amplio y ambicioso plan para evitar que Estados Unidos bombardee Damasco. A sus múltiples llamados públicos por la paz mundial les agregó ayer una vigilia de oración y ayuno en la Plaza de San Pedro.
Con todas las miradas sobre sus hombros, el Sumo Pontífice aseveró que “la guerra no es el camino para la paz” y que es “una derrota para la humanidad”. Entre los asistentes a la jornada ecuménica celebrada en el Vaticano se destacaba una decena de musulmanes, que recitaban el Corán y portaban banderas sirias. Y recibió la adhesión del Gran Muftí de Siria, Ahmad Badreddin Hassou, la máxima autoridad religiosa sunnita de ese país.
El plan de paz de Jorge Bergoglio incluyó una carta enviada el jueves al presidente ruso, Vladimir Putin, titular del G20, en la que llamó a los líderes mundiales a evitar el derramamiento de sangre. A su vez, convocó esta semana a los 71 embajadores ante la Santa Sede a una reunión con su “canciller”, el monseñor Dominique Mamberti. El religioso les explicó a los diplomáticos los tres puntos de la iniciativa de paz del Sumo Pontífice: diálogo entre las partes y reconciliación del pueblo sirio; conservación de la unidad y la integridad nacional sin divisiones internas ni de carácter religioso; y garantía de los derechos de las minorías con base en el “principio de ciudadanía” y de defensa de la libertad religiosa. Además, Mamberti expresó la preocupación del Papa argentino por la presencia “creciente en Siria de grupos extremistas provenientes de otros países”.
Dentro del plan de paz, la iniciativa más osada fue el pedido de los obispos norteamericanos a los congresistas de su país para que voten en contra de la intervención en Siria. Quien encabezó esa iniciativa diplomática fue el ex papable Timothy Dolan, que les sugirió a sus fieles escribirles a sus senadores y representantes. La medida buscó también influir en el vicepresidente Joseph Biden y en el jefe de Gabinete de Obama, Denis McDonough, dos fervientes católicos.
“Es claro que este papel por la paz tiene consecuencias políticas internacionales. El Papa no habló como jefe de Estado, habló como pastor, como padre preocupado por la suerte de sus hijos. Con el realismo de quien sabe que la guerra no es la solución, como han demonstrado las últimas acciones militares occidentales en Medio Oriente”, confió a PERFIL Andrea Tornielli, vaticanista del diario italiano La Stampa.
Quien también opinó esta semana sobre la iniciativa política de Francisco fue su flamante secretario de Estado, Pietro Parolin, que asumirá sus funciones en octubre. “Me parece que el papa Francisco se pone en la estela de una gran preocupación de la Santa Sede por la paz del mundo. Si la diplomacia de la Santa Sede tuvo tanto renombre y tanta aceptación, es porque busca el bien común de la humanidad”, afirmó en una entrevista concedida al Diario Católico de Venezuela. Resta saber si la fe puede mover montañas y detener guerras.

“No será otro Irak o Afganistán”
El presidente estadounidense, Barack Obama, afirmó ayer que “Siria no será otro Irak o Afganistán”, y prometió que la intervención militar será “limitada”. “Debemos erguirnos en pro del mundo en el que queremos vivir, el mundo que queremos dejar a nuestros hijos”, subrayó el mandatario, quien admitió que el pueblo estadounidense está “cansado” luego de una década de guerras. Por ese motivo, prometió que “no habrá tropas americanas en el terreno”.
La coalición internacional que la Casa Blanca intenta reunir para atacar a Siria recibió ayer la adhesión de la Unión Europea (UE), en un fuerte espaldarazo tras la dividida cumbre del G20 en San Petersburgo. Los ministros europeos de Relaciones Exteriores pidieron ayer una “respuesta clara y fuerte” a los ataques químicos del 21 de agosto en Siria, según declaró la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton.
En tanto, Alemania sorprendió a todos al anunciar que firmaría el llamamiento a una “respuesta internacional fuerte” realizado en la víspera por once países, incluido Estados Unidos, que asistieron a la cumbre del G20. La canciller alemana, Angela Merkel, consideró de “importancia inestimable” la postura en común del bloque conformado por Europa.

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