sábado, 10 de agosto de 2013

Báez dio marcha atrás y no impugnó la licitación por las represas de Santa Cruz

Decidió a último momento no invalidar la decisión oficial de entregar la megaobra al consorcio de Electroingeniería y la china Gezhouba para no enfrentarse al Gobierno.

A último momento, el dueño de la constructora Austral, Lázaro Báez, ordenó a sus abogados dar marcha atrás con la impugnación a la licitación con la que el Gobierno se apresta a otorgar la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, en Santa Cruz, al consorcio que integra la cordobesa Electroingeniería, también afín al Ejecutivo. Así, la empresa de Osvaldo Acosta y Gerardo Ferreyra quedó a un formalismo de quedarse con la obra más importante de su historia, valuada en $ 25.000 millones.

Fuentes allegadas a Báez habían confirmado el miércoles que el emporio que conformó con la china Sinohydro, IECSA (de Ángel Calcaterra, primo de Mauricio Macri) y Esuco (de Carlos Wagner, ex presidente de la Cámara de la Construcción) iba a impugnar la licitación.

Báez quedó molesto luego de que, el 11 de junio, la Unión Transitoria de Empresas (UTE) que integra Electroingeniería presentara a último momento una carta de descuento en un sobre separado a la oferta original que abarataba su propuesta en $ 4.000 millones y la colocaba como la más barata. Dos días después, el patagónico envió una nota de queja al secretario de Obras Públicas, José López, en la que acusaba a Ferreyra de presentar una oferta con “notorias irregularidades” y de ser “un oferente infiel y desleal”. La queja fue rechazada por extemporánea. Desde entonces, Báez se preparó para impugnar lo que preveía seguro.

Finalmente, el 29 de julio, un comité mixto integrado por técnicos de los ministerios de Economía y Planificación rubricó el orden de mérito que colocó primera a la UTE de Electroingeniería, la china Gezhouba e Hidrocuyo, con una oferta de $ 22.925,9 millones impuestos incluidos y financiamiento de bancos chinos. Segundo quedó el consorcio integrado por Helport, la constructora de Eduardo Eurnekian, Panedile, Isolux e Hidroeléctrica Ameghino. Austral y sus socios quedaron terceros. Un cuarto consorcio, integrado por Pescarmona, quedó descalificado por no reunir las condiciones de financiamiento requeridas.

Fue entonces cuando los abogados de Báez avanzaron en con impugnación. El patagónico iba a discutir la conformación de un fideicomiso en dólares en el exterior por parte de la UTE de Electroingeniería para financiar la importación de insumos. Entendía que eso era contrario al pliego. También iba a objetar la carta de descuento. Sus voceros aseguraban que los abogados habían encontrado jurisprudencia contraria a la forma en que se presentó ese documento. Y, por último, criticaría detalles de la oferta. Según Báez, Electroingeniería había armado una propuesta que quedó desactualizada con la carta de descuento presentada a último momento.

Nada de eso ocurrió. Sobre la marcha, Báez decidió no impugnar. Fuentes vinculadas con la licitación indicaron que se trató de una “decisión política”. Ayer, el diario La Nación publicó que los otros grupos (Pescarmona y Eurnekian) habrían recibido presiones para no objetar la licitación. En el Gobierno dan por hecho que Electroingeniería se quedará con la obra pública más importante de la década kirchnerista.

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